jueves, 9 de abril de 2020

Tiempo para el recuerdo (coronavirus)



Nostalgia, desolación, soledad, angustia , muerte, y en medio de todo ello un halo de esperanza de volver a la vida.
Una vida arrebatada, presa de un mal al que no se le ve fin.

Un muchacho canta en un balcón, una chica baila al son de su música, un abuelo se asoma y aplaude con fervor, una madre dibuja mariposas para su hija desanimada y la amargura me envuelve, y me refugio en mis recuerdos:

De rodillas, mi cabeza reposa en el regazo de mi madre, mientras ella teje primorosamente. Acaricia mi pelo y siento un consuelo desmesurado que me arranca todo el dolor que siento.

Veo llegar a mi padre con su fiambrera y corro hacia él que me toma en sus brazos y me alza mientras río a carcajadas y subo a casa sobre sus hombros entre cosquillas y bromas.

Tomo en brazos a ése niño con hoyuelos, sangre de mi sangre, y le canto nanas, y le arrullo mientras sus ojos me encandilan al mirarme fijamente.

Bajo corriendo escalones de tres en tres, y juego al trompo, a la cuerda, al escondite...y me siento tan feliz que no quiero dejar de evocar esos momentos.

Pero vuelve la realidad, ellos no están para mi consuelo, sólo me queda el recuerdo.

Y alguien me dice que tenga esperanza, que no deje que me inunde el temor ni la incertidumbre. Y yo lo intento pero mi corazón está triste. Tanta ausencia, tanta muerte, tanta separación entre seres queridos, hacen que me envuelva la melancolía.

...Y es que sólo mis recuerdos me hacen sonreir.