Cuando un día decidí ordenar mis cajones, me dí cuenta de la cantidad de papeles revueltos que tenía: servilletas de bares, recortes de periódicos con los márgenes escritos, postales con anotaciones y pañuelos de papel, entre otros.
Comencé a leer aquellos pedazos medio rotos y amarillentos y comprobé que todos eran apuntes míos escritos en cualquier lugar, en cualquier momento.
Y es que mi alma es así: cuando menos me lo espero se le escapa un sentimiento y me obliga a escribir sobre una hoja en blanco, sobre cualquier trozo de papel y es que las ideas son caprichosas y aparecen cuando menos te lo esperas.
Fue en aquél momento cuando me pregunté por qué no podía ordenar aquel caos y compartirlo. Así que cada vez que un sentimiento emerge dentro de mí, procuro tomar nota y plasmarlo en éste blog.
Al fin y al cabo solo pretendo entretener o quizás cautivar a alguien con mis palabras.
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