Hubo un momento en el que todo cambió.
El cielo se hizo suelo, la luna se volvió oscura y el amanecer inquieto.
Hubo un dia, en el que la soledad barrió la risa y el llanto los pensamientos.
La vida se volvió cruel, los seres queridos invisibles, y los recuerdos confusos.
Hubo un día en que era mejor el anochecer y la oscuridad que la luz y el día.
Y nada quedaba ya por hacer sino hundirse en esos sentimientos de culpa de lo que pudo ser y no fué, de lo que se hizo mal o bien, de lo que quedaba por llegar.
Hubo un día en el la tristeza se hizo compañera eterna hasta el final de ése cruel vivir.