jueves, 3 de enero de 2019

La marcha de un ser querido






Te has marchado para siempre. 
Mi reina, mi guía, aquella que me enseñó lo que era la bondad, la entrega y el amor puro.
Tu ser ha dejado en mí una huella inalterable en el tiempo.

Mi valerosa amiga, compañera: ¡¡has vivido tanto tiempo olvidada de ti!!
Existir, respirar, ser por y para los demás, sin tenerte en cuenta, sin necesitar nada más que éso.
Fueron tus palabras las que lo dijeron todo:« estoy cansada, ya no puedo más...», tu vida pendía de un hilo.

Y entonces deseé que dejaras de sufrir, que descansaras, y pedí a Dios que te llevara junto a él, que ya tus deseos y misión en la vida se habían cumplido.
Mujer bella, noble, por dentro y por fuera: ¡¡qué difícil me lo has puesto!!

La casa está llena de ti, de tu olor, de tu esencia y el resto de mis días viviré para recordarte, venerarte y amarte como siempre te he amado.