jueves, 21 de marzo de 2019

Como tú eras...



Te fuiste cómo tu eras: sin pedir nada, sin querer molestar, pensando solo en los demás...como siempre.

Te fuiste sin una mala acción, ni una mala palabra, porque tú solo sabias dar amor y entrega.


Te fuiste preocupada por qué sería de mí, de tus nietos...porque tu no te importabas.


Y en tus últimos alientos me dijiste: "te quiero", y cuanto te lo agradezco madre.


Por eso tengo que tenerte en mi alma y en mi corazón para el resto de mis días, porque tu bondad, tu paciencia, tu ser entero lleno de dedicación ha estado llenando toda mi vida.


Cuanto daría por volver a estar en tu regazo, alcanzar tu mano y agarrarla fuerte, abrazarte y tocar tu blanco pelo y dejarme llevar por tu olor a madre.


A veces creo verte y pienso que vivo un sueño del que he de despertar; y entonces volveremos a estar juntas, conversando, riendo y a veces llorando.


Porque no me acostumbro a no tenerte, porque nuestra unión era fuerte como una roca, porque eramos dos en una y ahora me faltas.


Quisiera que no hubieses sido así...tan tierna y entrañable, tan sencilla y cariñosa.


Pero tu no te importabas...y tu vida éramos nosotros y nada más.


Qué difícil me lo has puesto madre.